Jaguar (Panthera onca)
Conocido como “Océlotl” en náhuatl y “balam” en maya, el jaguar ha sido asociado en las diversas culturas de México con el valor, poder, la noche, el inframundo, la fertilidad de la tierra y la muerte.
En México se ha perdido más del 40 por ciento de la distribución de la Panthera onca en el territorio nacional, limitándose a las áreas más aisladas y de difícil acceso en las costas del Pacífico y del Golfo de México, las sierras madre Occidental y Oriental, y el sur-sureste.
Las poblaciones mejor conservadas se encuentran en la península de Yucatán, Oaxaca y Chiapas, con alrededor de mil 800 ejemplares. En Sonora y Sinaloa podría haber alrededor de 400; en la costa media del Pacífico, en Nayarit, Jalisco y Colima, aproximadamente 300; y de Michoacán a Chiapas, 650.
La permanencia del jaguar en nuestro territorio es una moneda en el aire, y “va a caer en los próximos 10 o 15 años; si en ese tiempo no tenemos una política de conservación sólida y establecida, y las poblaciones no tienen seguridad, podríamos ver crecer su peligro de extinción”.
Siendo un ícono de nuestro pueblo sería una vergüenza para los mexicanos –incluida la población que no coexiste con el majestuoso animal– que así ocurriera, porque todos tenemos algo que hacer. Si se extingue, la responsabilidad será de todos y todas.
Título del Tema musical
Balam
El título del tema musical es Balam (jaguar en lengua Maya) sin duda los mayas son una de las civilizaciones más emblemáticas de nuestro país y hasta la fecha muchos grupos indígenas y mestizos hablan el maya en la península de Yucatán
Cuenta una antigua leyenda Maya que hace miles de años, hubo un jaguar al que sucedió lo siguiente.
El animal era plenamente feliz porque estaba en buena forma física, tenía alimentos de sobra a su alcance, y se llevaba estupendamente con el resto de los animales.
Como a todo buen felino le encantaba pasear por el bosque, pero su afición favorita era lamer su propio pelaje, para mantenerlo limpio, y presumía de su pelo rubio como el sol.
Una tarde de verano estaba echando la siesta bajo un árbol de aguacate cuando de repente se sobresaltó al escuchar unos ruidos rarísimos sobre su cabeza.
Abrió los ojos y preguntó:
¿Quién anda por ahí perturbando el descanso de los demás?
Miró hacia arriba y descubrió que se trataba de un mono que, estaba haciendo monadas.,
El jaguar se enfadado y le gritó:
¡Un respeto, por favor! ¿No ves que estoy durmiendo la siesta justo aquí abajo?
El mono que se lo estaba pasando estupendamente, reía y saltaba de una rama a otra, sin hacer caso. De hecho, empezó a lanzar aguacates al jaguar ¡Le parecía un juego divertidísimo!
El jaguar, que no soportaba ese tipo de tonterías, empezó a perder la paciencia. Muy serio, se puso a cuatro patas, levantó la cabeza, y rugiendo le enseñó los colmillos al mono para ver si se daba por aludido.
Nada, como si no existiera.
¡Estoy harto de tanto alboroto y de que desperdicies la comida de esa manera!
Ninguna advertencia surtió efecto, el mono siguió a lo suyo. Uno de los aguacates maduros se estrelló en el lomo del jaguar.
¡Ay, ay, menudo porrazo me has dado con uno de esos malditos aguacates!
El jaguar comprobó que la pulpa del aguacate al dar en su lomo le había salpicado por todo el cuerpo. El presumido felino se puso, nunca mejor dicho, hecho una fiera.
No… no… no puede ser… ¡Acabas de manchar mi bello y sedoso pelaje dorado, eres un estúpido y lo vas a pagar!
El jaguar, con los nervios a flor de piel, reaccionó como suelen hacer los jaguares cuando se enfadan de verdad: pegó un salto gigantesco, y cuando estuvo a la altura del insolente mono, levantó la pata derecha y le asestó un zarpazo en la barriga.
El mono chilló de dolor, pero por suerte la herida era poco profunda y pudo salvar el pellejo.
Para no tentar más a la suerte, se fue a otro árbol y saltando de rama en rama se alejó del peligro.
El jaguar viéndose la cantidad de manchas que tenía fue a lavarse al rio, pero como el río estaba lejos, cuando llegó a lavarse, las manchas habían penetrado en el pelo y por mucho que se lavó no se fueron.
Se cuenta que a partir de entonces todos los jaguares están salpicados de manchas.